Este enclave natural era como un pequeño paraiso repleto de arboles, plantas, grandes piedras, chumberas y un arroyo de aguas cristalinas aunque de escaso caudal, la primera vez que lo visite, hace muchos años, quedé gratamente sorprendido, hechizado al contemplar tanta belleza en una superficie tan reducida, calculo que apenas ocuparía una hectarea de terreno, pero la paz que se desprendía me hacía pensar en un viaje en el tiempo en el que la mano del hombre no habia alterado aún el curso de la madre naturaleza, un carril terrizo nos conducía justo a la entrada de este edén, lo primero que se apreciaba era el arroyo de agua fresca y limpia, los espesos arboles proveían de sobra el interior creando una especie de microclima en el que el cambio de temperatura era claramente palpable, me cautivó una especie de arbusto con las hojas cobrizas y que desde aquel día no recuerdo haber vuelto a ver, eran plantaciones densas en la que el verde no tenía cabida, existía también un pequeño lago que se formaba a los pies de un desnivel del terreno que a su vez estaba cubierto de vegetación y que no dejaban ver el color de la piedra, aproximadamente en el centro de este pequeño bosque los &árboles estaban algo más diseminados y los rayos solares se adentraban suavemente en la vegetación, en la zona más alta del terreno tenia lugar una cascada de unos cuatro metros de altura y en la parte opuesta al carril se encontraban numerosas chumberas repletas de higos chumbos, había incluso algunas águilas que dejaban ver fácilmente. Frecuentaba este lugar siempre que podía pero cada vez que lo hacía lo encontraba en peores condiciones, la basura era cada vez más abundante, el arroyo carecía de agua, se invadáa el terreno con otras plantaciones más rentables, etc, en mi última visita me fue imposible reconocer este sitio, posiblemente porque ha dejado de existir...