Este convento, cuya construcción data de inicios del siglo XVII, fue construido por la iniciativa moral de los Padres de la Orden Mínima de San Francisco de Paula, y sufragados por daña Isabel Guiral, piadosa dama natural de la villa. Actualmente en ruinas, hubo de ser abandonado al entrar en vigor la desamortización de Mendizábal aunque después fue morada de las religiosas de la Compañía de María que instalaron un convento y un colegio religioso, tras la restitución que hiciera Don Antonio Fernández de Villalta y Uribe, Marqués de Villalta y Senador del Reino. El actual Convento ha sido restringido a una pequeña área de terreno de todo lo que antaño ocupaba; de él se aprecia más por su interior que por su exterior. De elevado alzado, su planta es rectangular; en las paredes destacan una serie de nichos destinados a capilla.